Plegaria por la Paz de Colombia

Señor, hoy vuelvo a Ti con el alma dolida y quebrada,

rogando por esta tierra que un día llenaste de esperanza.

Soñamos con un futuro sin balas, sin lágrimas ni armas,

pero la guerra no cesa, y el dolor nos cubre de sombras largas.

En los campos que un día florecieron con café y caña,

hoy se derrama la sangre y se apaga la confianza.

Arauca, los Llanos, el Cauca, y hasta el Magdalena en su danza,

son testigos del luto, de las madres que lloran en su casa.

Hijos huérfanos caminan, con los ojos vacíos de esperanza,

mientras los montes repiten el eco de la metralla.

Señor, ¿dónde está el fulgor que diste a estas montañas?

Las riquezas que adornaste con esmeraldas y guayacanas.

Colombia, la tierra hermosa que un día fue tu fragancia,

hoy gime pobre y herida, bajo el peso de su carga.

El pecado de los hombres, las mafias, la guerra amarga,

han robado su alegría y dejado su alma apagada.

Dios mío, que tu misericordia nos alcance,

que tu mano detenga el odio y la arrogancia.

Danos esa paz eterna, la que solo Tú regalas,

la que sana corazones y limpia la tierra mancillada.

Escucha esta súplica humilde, Señor de cielos y aguas,

de un pueblo que clama y sueña con ver nuevas mañanas.

Que tus soles brillen fuertes, que tus ríos sean esperanza,

y que en Colombia renazca la vida, la fe y la bonanza.

Colombiano, hermano mío, alza tu voz y tu alma,

Cristo nos llama a su luz, a su amor que nunca se acaba.

Y así, juntos, veremos un nuevo sol en la ventana,

el sol de la verdadera paz, la que del cielo emana.