La dualidad en el universo numérico Entre el Infinito, el Uno y el Cero

En el vasto abismo donde el infinito mora,

un horizonte sin bordes, donde el tiempo no aflora,

surge el uno, firme y recto,

un pilar en el caos, un punto perfecto.

El cero, silencioso, vacío y total,

es la nada que engendra lo potencial,

un círculo eterno, principio y final,

la promesa del todo en su forma cabal.

El infinito danza, etéreo y fugaz,

ni número, ni límite, ni término audaz,

es la curva que nunca se encuentra completa,

la línea sin fin que siempre se inquieta.

El uno desafía, es la chispa inicial,

el eco que rompe el vacío abismal.

Del cero se alza, cual fénix brillante,

y sueña con cifras, con un todo distante.

Pero el cero responde, paciente y profundo:

"Sin mí no hay espacio, ni fin, ni mundo.

Soy la pausa que nutre, el vacío que abraza,

el alfa dormido que al infinito enlaza."

Y el infinito ríe, inalcanzable y eterno:

"Vosotros sois puntos en mi reino moderno,

uno y cero, juntos me dan sentido,

soy vuestro reflejo, siempre unido."

Así, en la danza de cifras y sueños,

entre el uno que busca y el cero sereno,

el infinito observa, testigo callado,

el pulso del cosmos, el todo cifrado.

El infinito y sus extremos

En el abismo del cero, nada existe,

Un vacío oscuro, donde el tiempo se detiene.

El uno, principio y fin, unidad que persiste,

Un punto infinitesimal, donde la vida se enciende.

Entre ambos reinos, el infinito se expande,

Un océano sin límites, donde los sueños se funden.

Números infinitos, que hacia el cielo se elevan,

Y hacia el abismo descienden, sin jamás detenerse.

El cero y el uno, polos opuestos, extremos,

Pero unidos en la danza del cosmos eterno.

El infinito, el puente que los une y los separa,

Un misterio sin fin, que la mente no descifra.

Cero y uno, binario lenguaje del cosmos,

La base de todo, desde átomos hasta cosmos.

El cero, la nada, el vacío, el principio,

El uno, la unidad, la existencia, el destino.

Entre ambos, el infinito, un mar sin orillas,

Donde los números se multiplican y se dividen.

Un baile cósmico, de cifras y de signos,

Que revela la belleza de lo invisible y lo divino.

El uno, el principio, la semilla que germina,

El cero, el fin, el retorno a la calma.

El infinito, el camino, la búsqueda eterna,

De la verdad oculta, en cada ecuación.