Gemas de Amor Imposible
- samuel gaitan
- 10 dic 2024
- 2 Min. de lectura
La Sangre de Rubí, Gotas de Zafiro
En un mundo de piedras que brillan sin alma,
Mis joyas son tétricas, mi corazón sin calma,
Rubíes que sangran con pasión herida,
Zafiros que lloran una historia no vivida.
Gemas que relumbran bajo un sol de cristal,
Tesoros vacíos de un amor desigual,
Esmeraldas frías, diamantes sin luz,
Sangre de rubí, gotas de zafiro,
en un mundo de piedras, mi amor se ha perdido.
Diamantes y esmeraldas, un brillo vacío,
sin tu amor, todo este esplendor se ha empañado.
En este cofre de joyas, mi corazón yace,
aprisionado por gemas que no me hacen feliz.
Busco en cada faceta tu mirada, tu gracia,
pero solo encuentro un reflejo de mi propio dolor.
Oro y plata, metales preciosos y fríos,
no pueden comprar ni un segundo de tu amor.
En este mundo de piedras, mis sueños son ríos,
que se desbordan sin encontrar su mar.
Oh, amor imposible, mi alma te anhela,
en este reino de gemas, mi corazón se rebela.
Solo en tus ojos encuentro la luz que me revela,
que este tesoro de piedras no tiene valor sin ti.
Nada vale un céntimo sin tu dulce virtud.
Mis manos se abrazan a piedras sin sentido,
Mis lágrimas riegan un jardín de olvido,
Cada piedra preciosa es un eco de ti,
Fragmentos de un sueño que no pudo existir.
Rubíes como sangre, zafiros como mar,
Tesoros que no pueden mi soledad calmar,
En este mundo estéril de brillos sin verdad,
Solo tu amor podría darme eternidad.
La Sangre de Rubí, Gotas de Zafiro
En un mundo tallado de joyas,
donde el oro susurra secretos al viento,
y los diamantes, con su brillo frío,
cantan cánticos de soledad eterna,
mi corazón late al ritmo del rubí.
Sangre ardiente en sus venas de fuego,
un rubí que gime por tocar tu piel,
pero las cadenas de este mundo de cristal
me atan al silencio, a un amor irreal.
Las lágrimas que caen, gotas de zafiro,
tristezas azules que el cielo no calma,
se hunden en la nada, sin tu abrazo cálido,
pues todo este fulgor se marchita sin tu alma.
El jade susurra cuentos de esperanza,
el ónix murmura sombras de dolor,
pero ni la esmeralda más viva, ni el topacio más puro,
pueden teñir mi mundo del color de tu amor.
En un reino donde el valor se mide en piedras,
descubrí que las joyas son solo polvo brillante,
que el oro es solo un eco sin sentido,
si no puedo sostener tu amor radiante.
Así, entre rubíes y zafiros llorosos,
grito al universo de cristal y roca:
¿Qué vale un mundo de tesoros eternos,
si tu amor no lo convierte en hogar?





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