Eternos en el Infinito
- samuel gaitan
- 31 dic 2024
- 2 Min. de lectura
Poema de Amor Infinito
En el tejido del cosmos, mi amor por ti crece,
Como estrellas que danzan en el espacio inmenso.
Con cada latido mi corazón te ofrece
Este amor que es eterno, profundo e intenso.
Te amo más allá de los límites del tiempo,
Más que el sol a la luna en su eterno bailar.
En cada suspiro, en cada pensamiento,
Mi amor por ti no deja de aumentar.
Como olas que besan sin fin la orilla,
Como el viento que abraza la montaña,
Así te amo yo, con fuerza que brilla,
Con pasión que el universo entraña.
Te amo más que ayer, menos que mañana,
En este infinito amor que nos une y nos sana.
La Historia del Guerrero y la Princesa del Infinito
En los confines del universo, donde las estrellas tejen historias de amor eterno, existía un guerrero inmortal llamado Axel, cuya espada había probado el sabor de mil batallas. Su corazón, forjado en el fuego de la eternidad, latía solitario en el vasto cosmos hasta que el destino lo llevó al reino del Infinito.
Allí reinaba la princesa Astrid, guardiana de los secretos del universo. Su cabello ondulaba como nebulosas y sus ojos brillaban con la intensidad de mil supernovas. Ella custodiaba el Cristal del Tiempo, un artefacto que mantenía el equilibrio entre todas las dimensiones.
El primer encuentro entre ambos ocurrió durante un ataque de los Devoradores de Estrellas, criaturas que amenazaban con sumir el cosmos en la oscuridad eterna. Axel, atraído por el resplandor del reino, llegó justo cuando los Devoradores intentaban robar el Cristal del Tiempo.
En medio de la batalla, sus miradas se cruzaron. El tiempo pareció detenerse mientras Axel contemplaba la gracia con la que Astrid manipulaba la energía cósmica para defender su reino. Juntos, combinaron la fuerza milenaria del guerrero con el poder místico de la princesa, creando una sincronía perfecta que repelió a los invasores.
Tras la victoria, comenzaron a encontrarse en los jardines flotantes del palacio, donde constelaciones enteras danzaban sobre sus cabezas. Axel le contaba historias de sus innumerables batallas, mientras Astrid le revelaba los secretos del universo. Su amor floreció como una nova brillante, desafiando las leyes del espacio y el tiempo.
Sin embargo, su amor enfrentaba un desafío único: mientras Axel era inmortal, Astrid estaba ligada al Cristal del Tiempo, sin poder abandonar jamás el reino del Infinito. Pero en lugar de ver esto como una maldición, encontraron en su amor una fuerza más poderosa que cualquier limitación física.
Axel decidió convertirse en el guardián eterno del reino, permaneciendo junto a su amada princesa. Juntos, transformaron el Reino del Infinito en un faro de esperanza para todo el universo, donde su amor se convirtió en leyenda, susurrada por las estrellas a través de las generaciones.
Y así, en los confines del cosmos, el guerrero inmortal y la princesa del infinito probaron que el amor verdadero trasciende todas las barreras, incluso las del tiempo y el espacio, creando su propia eternidad en cada momento compartido.




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