En la vasta extensión de este mundo sin fin

Caminé buscando, sin saber hacia dónde ir.

Entre montañas nevadas y mares de azul profundo,

Anhelaba encontrar tu mirada en este vagabundo.

Recorrí senderos polvorientos y ciudades de luz,

Exploré cada rincón, sin importar la cruz.

Hasta que un día, entre aromas de chocolate y queso,

Te vi entre la multitud, como un destello en el proceso.

En una calle adoquinada, bajo un cielo de añil,

Nos encontramos, en un momento sutil.

Con una chocolatina suiza y un pan de chocolate en la mano,

Compartimos sonrisas, como dos almas en armonía en el llano.

Tus ojos brillaban como estrellas en la noche,

Y en ellos encontré mi hogar, mi derroche.

Hablamos de viajes, de sueños por cumplir,

Y en ese instante supe que quería contigo vivir.

Así, entre risas y suspiros, comenzó nuestra historia,

Un amor nacido en la magia de una memoria.

Viajando juntos, de la mano y el corazón ligero,

Descubriendo el mundo, encontrando amor verdadero.