El piano no miente es hermosa la música mi amada

Bajo la luz del sol que nos ilumina,

Verte hoy fue un regalo, una rima divina,

Escucharte en el piano, melodía celestial,

Armonía que en mi alma dejó su sello especial.

El piano, tu voz, en perfecta comunión,

Cantaban notas que llenaban el corazón,

Eres hermosa, en cada acorde te reflejas,

Y la nostalgia nos abraza, entre risas y quejas.

Quizás sea la melancolía, la que nos embriaga,

O tal vez, en verdad, tú eres la eterna saga,

Lejana como el viento de la primavera,

Que cada día aguarda, silente y sincera,

En las teclas del piano danzan las notas,

Música que fluye y en el alma se acomoda,

No miente el piano, en su melodía hay verdad,

Un lenguaje universal que al mundo enamora.

Sus cuerdas vibrantes cantan historias,

Susurran secretos, despiertan memorias,

Con cada acorde, una emoción se revela,

Y el corazón encuentra paz en su secuela.

En cada nota, un suspiro se escapa,

Un eco de sentimientos que el alma atrapa,

El piano es un puente hacia lo etéreo,

Donde el amor y la tristeza se vuelven misterio.

Sus arpegios susurran versos al viento,

Que lleva consigo el eco del tiempo lento,

El piano es el eco de nuestros sueños,

La voz que nunca calla, el eterno empeño.

Que siga la música, que el piano nunca mienta,

Que en sus melodías encuentre el alma su alquimia,

Porque en cada acorde, en cada sonido,

Se encuentra la belleza de lo verdadero y lo sentido.

Si algún día el destino nos brindara su vista,

Diría que el amor es un sueño que insista,

En cada espacio, en cada secreto guardado,

Palabras que no se dicen, pero siempre han estado.

Como la distancia entre dos estrellas en el cielo,

Siempre lejanos, siempre en un anhelo,

Extraños en la cercanía, distantes en el amor,

Pero unidos en la melodía que canta el corazón.