El Guerrero y la Princesa del Infinito

En la batalla eterna del tiempo sin fin,

un guerrero inmortal alzó su confín.

Cargaba su espada de siglos forjada,

marcada de guerras, su alma cansada.

En un rincón donde la eternidad calla,

vio a la princesa, etérea en su talla.

Ella era luz, un susurro estelar,

infinito en forma, imposible de alcanzar.

"¿Qué buscas aquí, en mi reino sin dueño?"

preguntó ella, en un eco de ensueño.

"Redención," dijo él, con voz apagada,

"Un hogar donde mi guerra sea olvidada."

Ella sonrió, sus manos extendió,

y el tiempo, asombrado, en su curso se detuvo.

Juntos cruzaron lo eterno y fugaz,

un amor sin límites, inmortal y audaz.