Cuando el Silencio Habla
- samuel gaitan
- 18 jul
- 1 Min. de lectura
Siempre supe pronunciar "te amo"
con la facilidad del agua
que fluye hacia el mar,
mas nunca aprendí a susurrar
"me haces falta"
sin que la voz se me quebrara.
Hoy se alza el telón
de nuestra última función,
y tú, actriz principal
de mis días más luminosos,
te despides con la gracia
de quien conoce su destino.
Piensas que mis manos
llegaron vacías a tu puerta,
que solo traje palabras
como monedas sin valor.
Mas si pudieras descifrar
el idioma de mi pecho,
sabrías que te ofrendé
cada latido como oración.
Por ti habría robado
las constelaciones
del manto nocturno,
habría tejido alfombras
con rayos de luna
para que tus pasos
nunca tocaran la tierra fría.
Princesa de los astros,
reina de mis silencios,
mujer que convirtió
mis amaneceres
en catedrales de luz:
los minutos se desploman
como torres de naipes
mientras te alejas.
Te digo adiós
con la certeza
de que solo quedan
ecos de tu risa
y el perfume
de lo que fuimos.
Nada más.
Todo.
¡Te amo!




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