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Canto de alas y piedras de Colombia

  • Foto del escritor: samuel gaitan
    samuel gaitan
  • 7 oct
  • 3 Min. de lectura

Colombia es un coro de alas que brillan,

un cielo pintado con mil corazones.

Desde el colibrí que en el aire titila,

hasta el cóndor que abraza montañas y soles.


En el Chocó suenan trinos de lluvia,

en la Sierra Nevada, murmullos de fe,

y en los Andes las aves tejen su ruta,

bordando el azul con su vuelo y su sed.


Cada rama es un templo, cada flor un milagro,

donde el tucán vigila con pico de fuego,

y el azulejo canta su nombre en la brisa,

mientras el bosque respira sosiego.


Bajo la tierra también hay estrellas:

esmeraldas que guardan la luz de los ríos,

zafiros que duermen, rubíes que laten,

como si el suelo tuviera latidos.


Colombia, joyero de vida infinita,

tus aves son joyas que el cielo engalana,

y tus gemas, luciérnagas mudas del mundo,

susurran verdades antiguas y humanas.


Alas y Gemas de Colombia

En el cielo colombiano vuelan tesoros,

plumajes que rivalizan con joyas del suelo,

mientras la tierra guarda en sus poros

esmeraldas que nacieron sin velo.

El colibrí de garganta rubí

libra su danza sobre la mina,

donde el verde intenso nací

en la roca que el tiempo refina.

Quinientos colores de aves distintas

—más que en continentes enteros—

sus alas son acuarelas sin tintas,

sus cantos, diamantes sin joyeros.

Guacamayas de oro y azul profundo

sobrevuelan Muzo y Chivor,

las esmeraldas más bellas del mundo

duermen bajo el resplandor.

El barranquero de pecho dorado,

el tucán de pico arcoíris,

y abajo, el zafiro ha esperado

milenios en cavernas sin crisis.

Tángaras que parecen pintadas

por pinceles de algún dios loco,

mientras amatistas son halladas

donde el río canta ronco.

Colombia, tesoro dual del planeta:

sus cielos, museo de plumas vivientes,

su tierra, una eterna maleta

de gemas que asombran a las gentes.

¿Qué vale más? ¿El vuelo del águila arpía

o la esmeralda de mil quilates?

Ambos son luz, ambos son poesía,

ambos son de Colombia emblemas y remates.


Catálogo de Asombro


No es el vuelo común de palomas grises,

es el temblor de un verde en la espesura:

el colibrí, joya que se derrite,

un zafiro viviente que puebla la hondura.


Luego, un grito de fuego rasga el monte,

es la guacamaya, torcha emplumada,

un carnaval alado que surca el horizonte,

con las alas tejiendo una granizada.


El turpial, heraldo de amarillo encendido,

en su pecho lleva el sol de los Llanos,

y el cóndor es un prólogo de granito y gemido,

que escribe con su sombra versos soberanos.


Bajo la tierra, duermen otras aves:

la esmeralda es un pájaro de fuego solidificado,

atrapado en las venas de rocas y llaves,

un verde que en la oscuridad ha germinado.


El ópalo es un ala de mil soles capturados,

un paisaje de auroras en un lecho de arcilla,

y el zafiro, un fragmento de cielo mineralizado

que la montaña guarda en su antigua pesadilla.


Así, entre cantos de luz y gemas que callan,

Colombia es un nido de piedras y trinos,

un diccionario de plumas que el viento batalla,

y un relicario de verdes, azules y divinos.


Donde cada ave es una gema con canto,

y cada piedra, un pájaro en su encierro:

dos tesoros que forman un único manto

sobre la piel fértil de este territorio.


Colombia, Tierra de Sueños y Culturas

En el corazón de un continente,

Colombia, tierra de sueños vastos,

donde el alma de un pueblo resplandece,

en cada rincón, quedan sus rastros.


Puertos de colores y aromas

Desde el Caribe hasta el Pacífico,

las olas susurran historias antiguas,

puertos de colores, aroma mágico,

donde el tiempo se funde en sus siglas.


Andes, guardianes del cielo

Los Andes se elevan, fuertes y nobles,

sus cumbres abrazan el cielo estrellado,

en sus laderas, las culturas móviles,

bailes y voces en un canto al pasado.


Fiesta y tradición vibrante

Cada plaza, un festín de pasiones,

en el folclore, el ritmo invita,

las danzas son fuego en corazones,

una herencia que al alma excita.


Café de mil matices

Café que nace en la tierra fecunda,

en cada sorbo, un abrazo sincero,

como un poema que el viento inunda,

un sabor que se vuelve el primero.


Un lienzo de historia y esperanza

Colombia, un lienzo que nunca se cansa,

en tus manos, el futuro florece,

entre ríos y montañas que avanza,

tu belleza en el tiempo se mece.


Esta tierra que canta y resuena,

en cada latido, el amor se apodera,

Colombia, sueño que nunca se frena,

un regalo al mundo, tu esencia sincera.

ree

 
 
 

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