Amor de lo que nunca fue "El Puente Roto"
- samuel gaitan
- 10 jul
- 2 Min. de lectura
Te vi pasar, fugaz, como un suspiro,
como el sol que se despide del rocío,
y supe en ese instante —sin decirlo—
que amarías a otro, no al que escribe frío.
Tus ojos eran mares que no pude navegar,
tu voz, un eco que no quiso mi nombre,
y sin embargo, ¿cómo dejar de amar
a quien sin querer, a mi alma asombre?
Tú, con la vida tejida en otra trama,
y yo, soñando en versos que no se oyen.
Tú, con promesas que no llevan mi llama,
yo, con silencios que por ti se destruyen.
No hay traición en lo que nunca empezó,
ni culpa en este amor que muere callado,
pero en cada noche mi pecho recordó
que lo imposible también deja su legado.
Un “quizá” que no tuvo oportunidad,
una historia que el destino no escribió,
dos almas que, pese a su afinidad,
eran de mundos que el tiempo separó.
Entre él y ella se alza un muro,
no de piedra, sino de aire puro
que quema al tacto, frío y duro.
Un abismo que el tiempo no cura.
Él la mira tras el cristal
de las palabras que nunca están,
de los deseos que al despertar
se deshacen como sal.
Ella lo siente, un latido oscuro,
un eco leve, un suspiro impuro
de lo que pudo ser, futuro
que se perdió en lo inseguro.
Hay un idioma que no se habla,
un mapa roto, una ruta mal trazada.
Hay una mano que nunca se alarga
y una promesa que nunca se guarda.
Es el amor que nunca llega,
como una barca sin orilla cierta,
como una estrella que se despierta
sola, en la noche desierta.
Son dos riberas de un mismo río
que nunca funden su caudal sombrío.
Ella su silencio, él su frío...
y el puente roto... ese vacío.
En el jardín secreto de mi alma,
florece un amor que el sol no nombra,
un querer tejido en la calma,
de tu presencia que me asombra.
Eres faro en mi noche cerrada,
la música que nadie escucha,
la palabra nunca pronunciada,
la eterna y silenciosa lucha.
Nuestros mundos, dos líneas paralelas,
que en el infinito se anhelan tocar,
estrellas que en distintas estelas,
se miran sin poderse alcanzar.
Quizás en otra vida, otro cielo,
este amor encontrará su aurora,
y romperá el amargo desvelo,
que en esta existencia nos devora.
Pero en este presente sin nido,
me conformo con soñar tu vuelo,
y guardarte, amor prohibido,
como mi más profundo anhelo.




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